Resurrección

Posted on 4 April, 2021

Ese día había decidido hacer limpieza exhaustiva en la cocina y lo primero que se mudaría al basurero municipal eran los utensilios que, ya sea porque se habían roto o descompuesto, no había utilizado en mucho tiempo.

Abrí uno de los estantes y poco a poco, algunos utensilios fueron a parar al bote de basura.

Cada vez que sacaba algo pensaba en cómo y cuándo lo había adquirido, así llegué a una tetera, que había sido mi favorita.

Por azares del destino se me había ocurrido estudiar una tercera licenciatura, y no me detuve ahí, fui por la maestríay el doctorado correspondiente.

Me había concentrado tanto en el estudio y el trabajo que poco a poco había delegado en mi pareja todos los asuntos concernientes a la casa.

Ya sabemos que cuando se pierde la noción de nuestro entorno, este nos llama con urgencia, y así pasó. Tragedias familiares siguieron a tragedias materiales.

Me recordé esa mañana en que él me había dicho que se iba. Sus maletas en la puerta y su silueta se marcharon bajo un sol que me cegaba.

De pronto me encontré en una casa que de tanto amor que hubo, el invierno de ese día fue una masa helada que se colaba al corazón.

El agua en la tetera bullía y yo era incapaz siquiera de acercarme. Esperaría a que el calor encendiera mi corazón y quizá me cegara la vida.

Tan sola e incapaz de vivir me sentía.

Dicen que el tiempo cura todo y él por poco me hacía olvidar lo que habíamos sido y lo que ahora somos.

Con cuidado devolví la tetera al estante. Era un símbolo de mi muerte emocional y de mi resurrección, una medalla de honor incluso por resistir todo aquello e incluso olvidar a quien tanto había amado, pese a sus intentos por regresar después.