SABES QUIEN ES ELLA…

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El sol de esa calurosa tarde de verano llenaba con luz el departamento. Mis primos iban de aquí a allá bromeando, mientras mi abuelita, en la cocina, nos preparaba algo para comer. Las risas no faltaban, ni mucho menos el cariño que se sentía flotar en el aire.

Así, con ternura, uno a uno, mis primos se despidieron de mí con un fuerte abrazo, pues llevarían a mi abuelita a una función de teatro y yo, como una huraña feliz, preferí quedarme en el departamento.

El departamento donde vivía mi abuelita se encontraba en un edificio de lujo que había sido remodelado tras el gran sismo del ’85, estaba bellamente decorado en cada espacio y la luz entraba a raudales por las ventanas, aunque, como era costumbre en nuestra familia, las historias de fantasmas sobre ese lugar no faltaban.

Mis primos, tíos y tías, afirmaban que había alguien que rondaba aquél departamento, lo que por supuesto recordé al encontrarme sola en ese amplio lugar, sin embargo, para hacer menores mis miedos, una vez que el sol empezaba a ocultarse, prendí las luces de las habitaciones, así como la televisión, frente a la cual me postré para ver una película.

El sol crepuscular daba una coloración rojiza a los pasillos y tras las ventanas las luces de la ciudad se mostraban, lo que era una increíble visión de la gran ciudad, paisaje que perdió mi atención por adentrarme en la película romántica que veía.

De pronto, un extraño sonido llamó mi atención, caminé hacia las habitaciones que por supuesto aún tenían la luz prendida y no observé nada fuera de lugar, así que me regresé al sillón donde estaba. Tras unos minutos el mismo ruido escuchado se presentó a mi espalda, y con cierto temor, fui hacia el comedor y la cocina, donde tampoco encontré algo que llamara mi atención, más, al regresar a la sala, la vi… era una pequeña niña de unos 7 u 8 años con blanco vestido que brincaba cerca del sillón donde estaba previamente.

Sentí cómo mi piel se erizaba… no conocía a esa niña. Tras unos segundos de brincar alrededor del sillón, la niña se detuvo abruptamente para voltear a verme y dedicarme una sonrisa mientras me ofrecía una de sus manos. Me acerqué lentamente con torpeza, pues sentía el miedo recorriendo mi espina dorsal.

-Hola-, me dijo. ¿No quieres jugar?

Y tras decirme eso corrió hacia las habitaciones donde la perdí de vista. Tomando algo de valor, fui tras ella, pero las habitaciones estaban vacías.

Me quedé absorta en el pasillo observando las entradas a las cuatro habitaciones. “Al menos hay luz en ellas”, dije para mis adentros, cuando la luz en la habitación más lejana se apagó, lo que me hizo dar un paso atrás; otra luz en ellas se apagó, lo que volvió a hacerme retroceder y al hacerlo, encontré a mi espalda a la niña.

-¡Aquí estás!-, me dijo. ¿Jugarás?

-Ya sé quién eres-, le dije algo nerviosa. -Eres el fantasma que ronda la casa. Si enciendes las luces te dejaré quedarte.

-No he sido yo quien las apagó-, me dijo con total seguridad y tras hacerlo, las luces de las otras dos habitaciones restantes se apagaron, a lo que siguieron los focos del pasillo que poco a poco cedieron a la oscuridad. En acto reflejo, retrocedí hasta llegar a la sala, sin embargo, la oscuridad no se detuvo en el pasillo, poco a poco la luz en todo el departamento se extinguió.

La única luz existente provenía de la televisión donde seguía transmitiéndose la película que veía.

-Te dije que no había sido yo. Ella lo ha hecho y tú sabes quién es ella-, dijo la niña fantasma a mi izquierda en tanto la pantalla se transformaba en una jaula de donde escapaban lenguas de oscuridad y fuego.

El miedo me envolvió totalmente y me hizo salir despavorida del departamento para encontrarme con que las escaleras ya no existían, sino que eran una especie de rampas lúgubres en las que, si perdía el equilibrio, perdería también la vida.

Con sumo esfuerzo y cuidado bajé los cuatro pisos que me separaban de la salida del edificio. Fuera de él, la vida reinaba con total normalidad.

Me abracé y al mismo instante sentí unas intensas náuseas que me hicieron sentarme en la acera. La vida allí afuera transcurría de forma natural, pero dentro del edificio todo había cambiado… comencé a reír desesperadamente mientras caían de mis ojos algunas lágrimas.

“Tú sabes quién es ella”, recordaba una y otra vez lo dicho por la niña, pero ¡Dios! ¿Cómo podría conocer a “alguien” así? ¿Cómo podría conocer a alguien que parecía provenir del mismo infierno?

Mis preguntas seguían en el aire al igual que yo en la calle, esperando a mis primos y abuelita para volver a entrar a ese lugar.

2 thoughts on “SABES QUIEN ES ELLA…

    danielsukoru said:
    20 June, 2015 at 9:28 am

    Muy buen relato, felicidades. En algunos momentos se me erizó la piel, un abrazo

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